viernes, 6 de septiembre de 2013

Un mal amor

Un mal amor se alimenta de tu incapacidad para reconocerlo, juega los malditos juegos de los bandidos canjeando un poco de consuelo, unos segundos de compañía sobre tu cama por la soledad injusta que no quiere alejarse.

Un mal amor hace dulces promesas a los dos segundos de conocerte, logra así robarte un beso, convencerte y trastornar tus sueños de cándida niña liberada por su príncipe azul. Si eres lo bastante vulnerable logrará llevarte a su casa y comerse el postre.

Un mal amor no te llama después, espera que lo llames tú y lo convenzas de que otra vez habrá postre.

Un mal amor nunca contesta tus mensajes el mismo día.

Un mal amor nunca cumple sus promesas, cancela las citas e intenta compensar con otro encuentro que nunca llega.

Un mal amor te dice suave al oído, después de varios días ausente, que te extrañaba.

Un mal amor sabe pedir disculpas cuando sabe que te ha fallado y puede con sus besos envolverte en un sueño profundo, sabe fingir amarte.

Un mal amor te presenta a los amigos como el amor de su vida, pero le susurra a otra frente a tus ojos que no puede sacársela de la cabeza.

Un mal amor se burla de tu trabajo, de tus sueños, pero después te dice que te acepta como eres, que no hay nada en ti para cambiar.

Un mal amor te subestima en silencio, nunca reconoce lo inteligente que eres, todas las veces que lo has salvado, lo que  todos sus amigos no dudan en decirte.

Un mal amor te deja de una vez sin despedirse. Nunca dice en qué te equivocaste, pero te deja esa sensación en los labios es que es tu culpa, porque siempre fue tu culpa enamorarte de un mal amor.

Un mal amor logra amarrarte las piernas a la cama y no te deja salir, termina con tus ganas de arriesgarte, con él arriesgaste todo, lo diste todo y lo perdiste todo. Un mal amor conquista todos los futuros posibles y los convierte en fracasos.

Un mal amor puede convertirte en el mal amor de otro. Este mundo es peligroso.

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