sábado, 5 de abril de 2014

Dolorosa soledad

Le tememos a la soledad, sucede que huimos de ella inventando afectos, relaciones y pasiones para alejarla y a veces, entre las artimañas que construimos para huir de ella, al final nos quedamos en un incierto de mentiras que sigue siendo irremediablemente soledad.

Mirarla de frente, es como verse al espejo a rostro deslavado, sin el estupendo corrector de ojeras, sin la mueca que hemos fingido toda la semana como una sonrisa. Es ese viernes por la noche cuando ya ha terminado el trabajo, llegas a la casa y tienes que escuchar tu alma, vacía, tu corazón palpitante, adormecido. Te desespera.