sábado, 28 de septiembre de 2013

Ellos las prefieren Brujas

Después de una larga y tropezada incursión en el mundo de la testosterona, de conocer a un selecto grupo de pelotudos en su máximo esplendor y sin ningún ejemplar digno de arrepentirme de todo mal pensamiento al género masculino, puedo desde mi humilde opinión generalizar acerca de una verdad que ni mi madre ni mi abuela y sus varios consejos me advirtieron.
Ellos las prefieren brujas, si niñas. Recuerde todo ese esmero en no convertirse en la hinchabolascastradora, pues le digo estaba en el camino equivocado. Porque en este mundo al final una se da cuenta que eso quieren infinitamente más que la mina permisiva linda y generosa que les da horas enteras de libertad.

Empiece por no dejarlo salir con los amigotes, póngase como chape y asista a cuan club de Tobi exista.

Si la deja plantada llámelo y déjele claro que no habrá sexo en un buen par de semanas a menos que justifique su inasistencia con la muerte de la mamá o un viaje al Caribe para el cumple mes.

Hágale escenas de celo con las amigas de toda la vida, con las de él y las suyas.

Todo el rato reprenda sus chistes, que no vuelva a tomar, cuéntele los tragos.

Tome todas las decisiones de la relación, sea la versión macabra de la mamá, asfíxielo.

Póngase creativa y supere a la bruja más bruja de sus sueños y ahí lo tendrá aplastado, pero con usted amarrado.

Todo lo contado aquí no es en base a mi imaginación, cada cosa que no hice por mantener su libertad me jugó en contra, cada vez que me pidió que me portara como una bruja, que le impusiera estúpidas costumbres de minas locas y evité para no asfixiarlo resultó ser peor. Porque eso quieren en verdad.
Amiga si tuvo que convertirse en esa bruja que todos sus amigos notan y se lo recalcan al loquito, tranquila, él seguirá ahí feliz. Ahora si usted odia esa parte de usted, todas lo odiamos, espero que el saco de weas lo valga.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Un mal amor

Un mal amor se alimenta de tu incapacidad para reconocerlo, juega los malditos juegos de los bandidos canjeando un poco de consuelo, unos segundos de compañía sobre tu cama por la soledad injusta que no quiere alejarse.

Un mal amor hace dulces promesas a los dos segundos de conocerte, logra así robarte un beso, convencerte y trastornar tus sueños de cándida niña liberada por su príncipe azul. Si eres lo bastante vulnerable logrará llevarte a su casa y comerse el postre.

Un mal amor no te llama después, espera que lo llames tú y lo convenzas de que otra vez habrá postre.

Un mal amor nunca contesta tus mensajes el mismo día.

Un mal amor nunca cumple sus promesas, cancela las citas e intenta compensar con otro encuentro que nunca llega.

Un mal amor te dice suave al oído, después de varios días ausente, que te extrañaba.

Un mal amor sabe pedir disculpas cuando sabe que te ha fallado y puede con sus besos envolverte en un sueño profundo, sabe fingir amarte.

Un mal amor te presenta a los amigos como el amor de su vida, pero le susurra a otra frente a tus ojos que no puede sacársela de la cabeza.

Un mal amor se burla de tu trabajo, de tus sueños, pero después te dice que te acepta como eres, que no hay nada en ti para cambiar.

Un mal amor te subestima en silencio, nunca reconoce lo inteligente que eres, todas las veces que lo has salvado, lo que  todos sus amigos no dudan en decirte.

Un mal amor te deja de una vez sin despedirse. Nunca dice en qué te equivocaste, pero te deja esa sensación en los labios es que es tu culpa, porque siempre fue tu culpa enamorarte de un mal amor.

Un mal amor logra amarrarte las piernas a la cama y no te deja salir, termina con tus ganas de arriesgarte, con él arriesgaste todo, lo diste todo y lo perdiste todo. Un mal amor conquista todos los futuros posibles y los convierte en fracasos.

Un mal amor puede convertirte en el mal amor de otro. Este mundo es peligroso.