miércoles, 17 de junio de 2015

Es él

Es él.
El que apareció de una forma distinta y te encontró así desvalida, con las huellas de varios amores imperfectos, sin intención de conocerlo ni dejarlo entrar a tu vida. Pero era él. No era igual que antes, él no era como antes, como nadie que llegue de paso, a él no había que dejarlo partir. Tampoco tenías esa certeza, seguía siendo un desconocido, podría seguir siéndolo una vez más, pero sin ninguna prueba era él. 
Al escuchar su voz pudiste reconocer el sabor de sus besos, sus largos besos en todas las noches que vendrían, las suaves palabras de consuelo, su piel y el olor a hogar seguro que nunca habías sentido. Y vino la seguridad de llamarlo amor, de reconocerlo como él, de reconocerte frente a todos poseída por una fuerza extraña, podías afirmar con una seguridad temible que no había que seguir esperando.
El problema es ahora, es seguir sintiendo la misma seguridad de que es él, que es el único que podría hacerte tan feliz. Pero hay algo, una serie de dificultades que ponen en duda la verdad absoluta de no dejarlo ir, una sensación extraña, desagradable y persistente, incapaz de apagar la suavidad de ese amor, mas pudiese en esa incógnita maldita generar una posibilidad impensada, el ser feliz sin él, el tomar tu rumbo posiblemente sola, cerrar los ojos y dejarlo partir. Ahora mismo esa duda insinuante se vuelve poderosa, a veces las grandes historias de amor terminan, se dispersan los besos, las caricias. 

lunes, 19 de mayo de 2014

El viagra femenino

Me animé a escribir este post en un gesto de infinita bondad hacia el desafortunado género masculino, que poco a poco va perdiendo la batalla en esto del sexo y tiene que recurrir al mundo científico para pastillitas que enciendan el motor femenino.
Acá va mi receta magistral, no tiene marca registrada porque invito a todo macho que se atreva a usarla para su wacha:

- Pregúntele como estuvo su día. Cuando lo mire en búsqueda de aprobación, aunque usted ya se haya perdido en la primea frase, asiente.

- Escriba un mensaje de buenas noches y la ganas que tiene de que la junta de Tobi termine pronto. Termine con una frase cochina. Cuando llegue le aseguro que lo estarán esperando despierto.

-Cuando se vayan a la cama antes de dormir dele un beso ardiente, brusco, agitado y largo, pero evite cualquier otra caricia. Después se da vuelta y se duerme. Le aseguro una mañanera, si es que lo dejan dormir.

- Dígale que está rica, siempre. Admita que el vestido negro lo calienta.

-Prepare un domingo un desayuno a la cama, agregue frutas con las que se pueda jugar.
-No se salte nunca la previa.

-Las caricias como cosquillas desde el costado hacia el abdomen nunca fallan. Use la punta de sus dedos y genere con ellas esa mezcla de cosquillas y excitación que pocos logran.

-Dígale todas las fantasía que quiere hacerle.

-Si tiene que irse, quédese un rato con ella, no tome las pilchas de inmediato. Le afirmo que las caricias posteriores o el simple hecho de quedarse  un rato le aseguran otras invitaciones futuras.


El sexo solo, bruto, vacío,  está en el mismo  cajón de matapasión como los calcetines puestos, la falta de ducha o la pelusa en el ombligo. No digo que necesitamos estar enamoradas. A veces ni el amor logra un buen sexo, pero es la única vez que se perdona.
La química loca, esa que nos hace tropezar hasta con el menos agraciado sujeto por sobre el weón mino que resultó tremendamente latero es la más simple pastillita de lujuria.  Le advierto que le hervirá hasta la piscola a su mina!.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Enamorarse por primera vez

Quiero hacer una diferencia a mis lectoras y curiosos lectores que se dan una vuelta por aquí (bienvenidos todos).
Este post está dedicado no al primer amor,infantilizado, inocente y rosado de la adolescencia, ni el platónico forever.
Quiero hablar de este que se convierte en el verdadero, el único o no, el primero o el último de todos que probablemente cambió todos los conceptos antes aprendidos en un blog.
Todo empezó en una mirada, más prolongada que cualquier otra. Porque todo gran amor empieza a primera vista, produciendo escalofrios o cualquier sensación inequívoca que esto que se siente es diferente.
Las circunstancias son variables, pudo no tomarle importancia, pudo haber quedado con la bala pasada varias semanas o inmediatamente engancharon ambos y ya no pudieron separarse.
Se encontraron, descubrieron mil cosas comunes y otras tantas que no lo eran, pero los hacía acercarse más. Había curiosidad, esperanzas, futuro impronunciable pero era fácil imaginarlo. Había química y física entre ambos.
Todo se dio rápido y viniero los viajes juntos, los almuerzos en familia, el odio inicial de la suegra que se iba disipando a medida que los veían juntos, los amigos se volvieron comunes.
Más de una vez hubo una pelea grave, pero evitaron las palabras hirientes, las cicatrices comunes porque se amaban.
No había medias naranjas involcrudas, eran dos personas imperfectas que se transformaron en la mejor versión de ambos.
Hubo días dificiles y tuvieron que intercambiar papeles, hubo fuego y ternura, rutina bien llevada. Sueños por cumplir, gustos aprendidos
Se sanó de lo que antes había vivido, de los amores de mentira, de los errores.

Y en algún momento sin saber, todo eso fué, circunstacias que vinieron a disolver lo de ambos, distancias que los alejaron indefectiblemte.

Este primer amor lo recuerda con un suspiro ardiente, sabe que si se lo vuelve a encontrar volvería a caer. Por lo mismo desea no cruzar su camino, está en otra o con otro y no quiere arruinar lo que él mismo le enseñó ni convertir los recuerdos en un desagradable error. Quédese con esa nostalgia del primer amor, puede que se de cuenta que era más una ilusión bien imaginativa que verdadera realidad. Se lo recomiendo.

martes, 6 de mayo de 2014

El encuentro con un ex

Fue uno de esos días tranquilos, calcados al anterior, la misma rutina, el mismo taco, el mismo trayecto y de repente pensé en que la mejor opción ese día era no haberme levantado de la cama.
Iba cansada, caminando con los hombros caídos, con esa insistente mirada sobre el teléfono que no sonaba, esperando una llamada, una invitación a dejar las cosas claras, a mentirnos siquiera y pensar que esto no había acabado.

Entonces te ví caminando, parecías feliz, la misma sonrisa dulce, el mismo paso despreocupado. Hablabas por teléfono, parecías muy interesado. No pude escuchar lo que hablabas, ni siquiera estábamos cerca para hablar, y no tuve el valor de acercarme. Y en ese momento me di cuenta que me habías sacado de tu vida, tres meses después de haber terminado me había convencido por fin que me dejaste para siempre, que eso que tuvimos no tenía un retorno.

Y yo seguía aquí llorando aún por las noches, mientras tú salías ya con otra chica. Lo supe por el video que cruelmente pusiste en tu muro, abrazándola y ocupando mi lugar con otra. Lo supe desde el mismo momento que dejaste de escribirme buenas noches, meses antes de terminar, cuando tus besos eran una máquina que había aprendido la mecánica de un beso sin amor. Lo había descubierto antes, muchos meses antes, cuando lo que querías, tus sueños, tus viajes no me contemplaban, cuando olvidaste el primer aniversario, cuando dijiste algo hiriente y me lo tuve que tragar.
Lo supe quizás la primera noche juntos, cuando dijiste demasiado pronto te quiero.

Te ví hoy tan lejano, tan indiferente, tan extraño y me pareció injusto estos años juntos. Te amé sinceramente, desde lo más profundo de mis miedos dejé que te acercaras y ahora, así, como un desconocido advierto todas esas veces que me dañó tu amor.

Aún me quedan tus recuerdos pegados, el aroma de tu piel aún sigue sofocándome por las noches y volveré a llorar esta noche por ti. Pero he descubierto ahora, después de cegarme antes, que no estábamos destinados a ser nunca, fuiste un extranjero siempre. Tú ibas por tu camino distinto  y yo insistí en seguirte, abandonado el mío equivocadamente.

sábado, 5 de abril de 2014

Dolorosa soledad

Le tememos a la soledad, sucede que huimos de ella inventando afectos, relaciones y pasiones para alejarla y a veces, entre las artimañas que construimos para huir de ella, al final nos quedamos en un incierto de mentiras que sigue siendo irremediablemente soledad.

Mirarla de frente, es como verse al espejo a rostro deslavado, sin el estupendo corrector de ojeras, sin la mueca que hemos fingido toda la semana como una sonrisa. Es ese viernes por la noche cuando ya ha terminado el trabajo, llegas a la casa y tienes que escuchar tu alma, vacía, tu corazón palpitante, adormecido. Te desespera.






domingo, 16 de marzo de 2014

Diario de un remember

Todo era sabido, conocía el camino de un pasado que había quedado en nada. Recordaba sólo noches de largos desvelos, lágrimas saladas, un hoyo apretado que se me hacía en la guata escuchando su nombre, sabiendo de la felicidad que no tenía conmigo.
Pero ahora me encontraba con que todo aquello que en el pasado fue eternamente doloroso, ahora no era nada, un olvido con sabor a pasado, de eso que de verdad se supera. La duda quedaba entonces en qué momento dejó de ser tan indiferente como antes, pasamos del profundo rechazo a la más terrible omisión y borrados del mapa, nos vinimos justo a encontrar para sentir que nuevamente estábamos sentados frente a frente.

No era difícil conquistar los puntos débiles que antes descubrí, también los encontraron en mi con poco esfuerzo, estaban ahí sedientos de prenderse como lámparas vacías, como años de cenizas atrapados.

Acarició mi piel con su verso despreocupado, también parecía infeliz y sinceramente eso no me hacía feliz, aunque lo deseara muchas noches antes. Fue imposible explicar porque estábamos nuevamente atragantados, sedientos el uno del otro, sintiendo que el sabernos tan obvios para ambos no era un impedimento para volver a reconocernos. Esa noche no sé si hubo amor, no estábamos buscando eso, no teníamos que hallarlo y yo tenía demasiado rencor apretado sobre la lengua para dejarme llevar sólo por amor.
Aún así disfruté su piel y sus besos tal como antes, pero los aparté de los sentidos. Ni así se volvieron huecos, eran sabrosos, asfixiantes, conocidos, como si recordara que los extrañaba contra todo.
Terminamos abrazados sonriendo sobre el pasado, nada era distinto en él, no habíamos cambiado de ninguna forma, excepto que ya no nos amábamos.

Se despidió en la mañana y me preguntó si tenía el mismo número de celular. Quería que nos volviéramos a ver. Después de 3 años no sabía responder esa pregunta.

viernes, 14 de febrero de 2014

Receta del día de los enamorados

Un día como hoy un maldito comerciante pensó cómo joderle la vida a todo el mundo y creó el día del amor. Desde ese momento los solteros se volvieron un lastre y los emparejados obligados a complicar un día que podría haber sido recordado con alguna efeméride más simple, que se yo, el día del condon por ejemplo, bendito invento.

Así que obligada a reconocer este día , sugiero algunas recomendaciones para sobrevivir:

- Si está emparejada evite restaurantes llenos, corazones en las ventanas y desatinados mariachis. Cocine en casa livianito y mándese un blowjob si su macho se lo merece. Si no se lo merece, qué diablos hace con él?!. Es un buen día para terminar y recordarla como la ex que lo pateó un 14 de febrero.

- Si está soltera usted es una afortunada. Ya se ahorró el gastadero y la cacha obligada. Aproveche la oferta tan innumerable de locales alternativos de gente solita como usted. Nunca fué tan fácil engrupir a un lolito que tampoco quiere pasar frío esta noche. Mañana ya no existe San Calentín y el vodka nunca fué mejor excusa.

-Si no está sola, pero tampoco de novia, más bien en ese limbo de la tiramistad, puede escoger cualquiera de las 2 opciones y no he dicho por separado (si le da el cuero).

Y si en un poco, bien poco, nos favoreció este día es en ser mujer, porque al hombre sí que le tocó duro. Usted macho alfa, vaya buscando corazones de helio, películas mamonas o un regalo bien caro y con significado (esto remarcado x mil); porque si tiene una bruja en su casa (de esas que hay biennn pocas eso si) el polvo le toca según el tamaño de la parafernalia (y no de la talla de zapato). <3