martes, 6 de mayo de 2014

El encuentro con un ex

Fue uno de esos días tranquilos, calcados al anterior, la misma rutina, el mismo taco, el mismo trayecto y de repente pensé en que la mejor opción ese día era no haberme levantado de la cama.
Iba cansada, caminando con los hombros caídos, con esa insistente mirada sobre el teléfono que no sonaba, esperando una llamada, una invitación a dejar las cosas claras, a mentirnos siquiera y pensar que esto no había acabado.

Entonces te ví caminando, parecías feliz, la misma sonrisa dulce, el mismo paso despreocupado. Hablabas por teléfono, parecías muy interesado. No pude escuchar lo que hablabas, ni siquiera estábamos cerca para hablar, y no tuve el valor de acercarme. Y en ese momento me di cuenta que me habías sacado de tu vida, tres meses después de haber terminado me había convencido por fin que me dejaste para siempre, que eso que tuvimos no tenía un retorno.

Y yo seguía aquí llorando aún por las noches, mientras tú salías ya con otra chica. Lo supe por el video que cruelmente pusiste en tu muro, abrazándola y ocupando mi lugar con otra. Lo supe desde el mismo momento que dejaste de escribirme buenas noches, meses antes de terminar, cuando tus besos eran una máquina que había aprendido la mecánica de un beso sin amor. Lo había descubierto antes, muchos meses antes, cuando lo que querías, tus sueños, tus viajes no me contemplaban, cuando olvidaste el primer aniversario, cuando dijiste algo hiriente y me lo tuve que tragar.
Lo supe quizás la primera noche juntos, cuando dijiste demasiado pronto te quiero.

Te ví hoy tan lejano, tan indiferente, tan extraño y me pareció injusto estos años juntos. Te amé sinceramente, desde lo más profundo de mis miedos dejé que te acercaras y ahora, así, como un desconocido advierto todas esas veces que me dañó tu amor.

Aún me quedan tus recuerdos pegados, el aroma de tu piel aún sigue sofocándome por las noches y volveré a llorar esta noche por ti. Pero he descubierto ahora, después de cegarme antes, que no estábamos destinados a ser nunca, fuiste un extranjero siempre. Tú ibas por tu camino distinto  y yo insistí en seguirte, abandonado el mío equivocadamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario